martes, 20 de septiembre de 2011

Tour del Mont Blanc II: Refuge Nant Borrant - Refuge des Mottets

MIÉRCOLES, 7 de SEPTIEMBRE de 2011.

Amanece en Nant Borrant y los gallos cantan y te despiertan allá como dos horas antes de lo que tenemos previsto... Al menos hoy he dormido algo más. Desayuno con Ann y Nils de nuevo, con los franceses también en la mesa de al lado, ahora menos ruidosos que ayer (menos mal). Igual hasta alguno anda resacoso, comentamos nosotros tres animosos.

Desayunamos fuerte, hoy tenemos "etapa reina" del Tour. Unas cuatro horitas de subida, y otras tantas de bajada, pasando por el mítico Col de Bonhomme, con mil y una leyendas circulando sobre él. Terminamos de hacer los respectivos macutos y yo pongo marcha adelantándome a ellos. Me gusta caminar sola más si estamos a buena hora de la mañana para despejarme a mi manera. Son las 8 y amanece nublado y fresco


La subida, desde primera hora aparece con hermosos paisajes y montañas


Refuge La Balme


Una mirada al valle, hacia atrás, donde el sol parece que anda algo tímido hoy


¡Las vacas Milka existen! (pero no son lilitas ni violetas como nos han hecho creer...)


Una piedra con dos cabezas o unos cuernos muy rockeros, los centinelas del Bonhomme, preciosos aún a lo lejos


Paso por Plan des Dames o Llano de las Damas. Cuenta la leyenda que bajo estos montones de piedras yacen una señora y su criada que, volviendo de Italia, fueron sorpendidas por una gran tormenta y perecieron en este lugar. Otra tradición también cuenta que bajo las piedras se halla una estatua de Mercurio, protector de viajeros y mensajero de Zeus, que inspiró la idea de erigir señalizaciones en los cruces de caminos, llamados hermes (en francés y español). Por ello, al pasar por aquí, debe colocarse otra piedra más al túmulo (cada año más grande y alto) si queremos invocar la protección de Mercurio, o también, recordar a las dos damas aquí fallecidas.




Colaboro con mi piedra, la primera que "me dijo" algo más a los bordes del camino, y la deposito a media altura, pensando más en las pobres féminas caídas justo en este punto del mapa que en la protección de Mercurio y más por colaboración con el montoncito que por superstición.

Algo más alante, hago una parada a comer algo y de paso me autorretrato con el paisaje que voy dejando atrás


Me salen al paso Ann y Nils, y paran conmigo a comer. Compartimos jamón serrano, nueces, pasas y patatas fritas. Estamos unos minutejos, cuando parece que empieza a lloviznar y nada, habrá que ponerse el chubasquero...
Queda en cuatro gotas mal caídas, que ni mojan casi y ya estamos ahí, casi casi en el famoso collado. Nils, mirando lo que queda de subida


Y a mi Ann, me hace otra foto con un bonito fondo


Los últimos metros...


¡Hemos llegado! Y vivos y felices para nuestra suerte


Una de las dos cabezas del centinela


El otro lado


Y despedimos un paisaje más


Lac Jovet


El impresionante y verde valle, y aún visible Les Contamines


Paramos a hacer unas fotos por poco tiempo. El viento que aquí azota es bastante fuerte y queremos continuar y ponernos a sotavento cuanto antes. A parte, que la lluvia empiece de nuevo no es nada descartable pues el día está muy nublado y habrá que "pisarle" si no queremos que nos pille arriba en los collados que aún nos quedan por subir.

De camino a la Croix de Bonhomme


Y en la propia Croix de Bonhomme, a 2.435m


Y el Refuge du Bonhomme, el más alto del tour


Espero unos minutos a resguardo en unas rocas mojadas al belga y a la coreana, sobre todo por ésta última, que va bastante cansada. Cuando veo a Nils me acerco en una carrera y le preguntó que dónde está Ann, que si va detrás de él como yo imaginaba; sí, Ann algo más por debajo nos hace señas con la mano para decirnos que todo va bien. Le gritamos en inglés que la esperamos arriba, en unas rocas que salen al paso donde yo dejé la mochila.
Llega al rato y también hace una pequeña parada. Yo continúo y les dejo de nuevo. Les digo que les esperaré en el Col des Fours, el último collado del día

¡Quién fuera ave para sobrevolar estos parajes!




Esquivando a la tormenta que por suerte parece que se retiene, llego al Col de Fours situado en los 2.665m de altitud






Busco alguna roca donde no llegue el viento y espero a los chicos. En ésas ando cuando veo que están algo más abajo los franceses haciéndome señas. Me acerco, aún no me he quitado la mochila... Están comiendo y me quieren invitar a té y galletas. Qué ingleses. Les digo que estoy pendiente de que Ann, que viene muy cansada y Nils lleguen al collado y ellos también se quedan conmigo esperando.

Aperece Nils y uno de los franceses le pregunta por ella. Dice que llega ahora, que está unos metros por detrás y que no hay problema.
Ahora sí, me tomo el té y las galletas que mezclamos con las mías y las de Nils tranquila con los franceses. Aparece Ann por arriba en el collado, lenta y cansada pero siempre sonriente y saludando. Subimos un francés y yo a por ella, la ayudamos con el macuto y bajamos donde los chicos nos esperan aplaudiendo, especialmente el resto de los franceses. Cachondos...

Se quedan ahí a comer, al menos aquí no llega ni el frío ni el aire, y yo que no soy muy amiga de las grandes multitudes en el monte, digo que continúo para abajo, que tengo frío y no quiero parar ahí.

La bajada que me queda por delante.


Como sé que es larga y empinada, y seguimos con riesgo de lluvia, me lanzo hacia abajo corriendo y no paro más que para hacer alguna foto rápida


Una roca lijada literalmente a causa del viento y especialmente el agua


Más vacas de un color, de Milka... pastando


A la izquierda y hacia arriba estaría Fours. Tremendo bajadón...


Ya sí que sí, mis tripas llevan dando buena parte del día conciertos reclamando algo de comida, y las hago caso aquí abajo, al lado de las vacas. No sé cómo lo hago pero siempre acabo rodeada de bichillos...

Paso unas casas de ganado que dejo a la izquierda y observo aún desde arriba La Ville des Glaciers, bastante insulsa. Como no quiero pasar por ella, continúo a la izquierda por una pista y campo a través para seguir bajando lo que queda hacia la pista de enfrente.

El río me va a impedir cruzar al otro lado, y no me apetece volver hacia atrás y encima, pasar por Glaciers... Otra vez para arriba, donde vuelvo a coger la pista que no sé dónde lleva pero que yo cojo convencida de que tendrá que llevarme a buen puerto.
En efecto, pregunto a un coche que viene de frente, haciendo señas para que pare. Amablemente, me indican y me confirman la situación. Estoy a 20min del refugio y sí, por este lado también puedo llegar y encima lo haré sin cruzarme con gente y no como la pista del otro lado del valle que está hasta arriba de turistas por lo que veo. A unos metros, ya con el glaciar sobre mi cabeza hay un puente que me permitirá cruzar el río que forma el glaciar y llegar a Mottets.




Las nubes no me dejan ver el ahora más cercano Glacier des Glacieres, cuando ya he cruzado el puente y estoy llegando al refugio


Más fieras y bichillos adorables que no dudo en acariciar y fotografiar








Son las 15h. Soy la primera del grupo que dormimos en Nant Borrant en llegar al refugio, pues aún no han llegado ni los franceses ni Ann y Nils. Aunque aquí hay un montón de gente... No sé ni de dónde han salido. Confirmo mi reserva del refugio, me doy un duchazo que es agua bendita y ya cuando acabo y voy a tomar un chocolate en el bar me cruzo con toda la tropa que está de cervezas y me quieren invitar a una. Aún ni se han duchado, solamente Ann veo que trapichea con su mochila para sacar la toalla, ropa limpia y la bolsa de aseo... Qué bien, ya estamos todos juntos de nuevo. Bueno, juntos y con otras 40 personas que no conocemos de nada jejeje

Refuge des Mottets






A las míticas 19h, la hora de la cena en todos los refugios, Ann, Nils y otras 7 personas más compartimos mesa y experiencias. La mayoría de gente viene del otro lado, oséase de Italia, a la que entraremos mañana. O son montañeros que están por la zona y tienen de campo base este refugio. Todo vale en las montañas, y cada cual se lo monta como quiere, por supuesto.

¿La cena? Queso, que no falte, un caldo de verduras, exquisito a mi parecer y de segundo, arroz blanco con una especie de pisto manchego, pero que es francés y salchicas enormes, no alemanas, también de la zona. Ann y yo nos miramos con caras de hambre y sonriendo, hacemos un revuelto por partida doble, ya que repetimos las dos y Nils se toma hasta tres platos. De postre nos dieron a elegir entre una compota de manzana (o algo así) o fruta en almíbar. Ganó la compota de manzana aliñada con almíbar de piña... Encima todo ello aderezado al final con el sonido del acordeón que toca unas de las trabajadoras


Hablamos con una alemana residente en Berlín y con una pareja de holandeses sentados a mi lado que son majísimos. Hacemos sobremesa larga con té y descafeinados incluidos, pero el cansancio empieza a pesarnos a todos, y cuando Ann dice que marcha a dormir, yo que duermo a su lado lado me salgo con ella para no molestarla si voy más tarde y también el resto se retira con nosotras a descansar.
Ha sido una día largo éste. Eso sí, precioso, misterioso y mágico. Además, al final hasta la lluvia nos ha permitido a todos llegar sin mojarnos al refugio.

3 comentarios:

  1. sigue la ruta, un día mas gris, pero igual de bonito. menudo refu!!! con música en directo!!!

    esperando el próximo capitulo.

    un saludo montañero.

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  2. Me parece alucinante leer todas las experiencias que has vivido en esta bonita aventura.

    Se ve que has disfrutado el viaje con auténtica pasión, ya te comenté que Alpes te deja una sensación en el cuerpo que no puedes encontrar en ninguna montaña de España; me alegro de que hayas disfrutado tanto de este viaje, a ver si nos vemos pronto y me lo cuentas!! ;-)

    Un Abrazo!!

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  3. Vaya aventura, eh? seguiré atento a las próximas entregas.
    Saludos.

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