Quedamos el día después a las 7:30 en su portal, pues el autobús salía desde Méndez Álvaro rumbo León a las 9:00. No sin poder reprimir unas sonrisas al vernos enfundadas con las mochilas, las esterillas y toda la parafernalia que conlleva esto, fuimos rumbo a la estación, donde nos plantamos en menos de una hora. Ya la gente nos miraba con asombro, e incluso la primera charla de la mañana la tuvimos con una mujer y su marido antes de coger el bus, en la misma estación de autobuses.
Tuvimos un viaje a la capital leonesa entretenido y muy simpático. Según llegamos, nos tocó pillar otro autobús dirección Ponferrada, y al bajar, sin llegar a los diez minutos de espera, de nuevo uno más hasta ya por fin, dejarnos donde ansiábamos llegar desde hacía ya una buena parte del día: Villafranca del Bierzo. Nuestro punto de partida en el Camino Francés a Santiago.
Bajamos del bus y sellamos por primera vez la credencial, con la mayor ilusión de ilusiones, en la Oficina de Turismo del pueblo. Y también, primera conversación con peregrinos, que resultó que eran franceses. Paramos a hacer las primeras fotos, a comprar algo y después de comer unos buenos bocadillos, nos calzamos las botas de trekking y sin apenas disfrutar del pueblo -habrá que hacerlo en la siguiente ocasión- empezamos Camino en torno a las 18h.
Pasamos por Pereje y Trabadelo, donde nos sellan por segunda vez en el albergue y dudamos si dormir o no, pero finalmente tras pasar A Portela y de nuestros primeros quince kilómetros andados, pasamos la noche en el albergue Das Ánimas de Ambasmestas, al que llegamos a las 21:15h, con dos peregrinos y una peregrina más.
Al llegar tan tarde, -¡cómo se nota que éramos novatas aun!-, apenas nos da tiempo a picar algo, y sin poder ducharnos ni nada, nos metemos en los sacos a eso de las 22:10h.
Resumen de las primeras fotos:
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